sexta-feira, 22 de outubro de 2010

Um poema de Dom Pablo Neruda


El Pueblo

La sombra de este monte protector y propicio,
como una manta indiana fresca y rural me cubre:
bebo el azul del cielo por mis ojos sin vicio
como un ternero mama la leche de las ubres.

Al pie de la colina se extiende el pueblo y siento,
sin quererlo, el rodar de los tranways uebanos:
una iglesia se eleva para clavar el viento,
pero es muy vagabundo se le va de las manos.

Pueblo, eres triste e gris. TIenes las calles largas,
y un olor de almacén por tus calles pasea.
El agua de tus pozos la encuantro más amarga.
LAs almas de tus hombres me parecen más feas.

No saben la belleza de un surtidor que canta,
ni del que tresvaza florieciendo un concepto.
Sin detenerse, como el agua en la garganta,
desde sus corazones se va el verso perfecto.

El pueblo es gris e triste. Si estoy ausente pienso
que la ausencia parece que lo acercara de mí.
Regreso, y hasta el cielo tiene un bostenzo inmenso.
Y crece en mi alma un odio, como el de antes, intenso.

Pero ella vive aquí.

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